domingo, 18 de octubre de 2015

Tiempo de Dragones

    Lo que siento por Liliana Bodoc y sus libros es fenomenal. Inefable diríamos. Cuando empecé a leer Tiempo de Dragones no me convencía el planteamiento de un mundo distinto al planteado en La Saga de los Confines. Pero admito que poco a poco me fui convenciendo con Antón, Fara, Padure, Tucán y Mare Limba. Ahora se donde queda Oras Viitor, distinto de Oras Gat, así como York no es Nueva York. Mérec es una tierra fascinante, me encanta vivir en ella. Terentigani es nombre para fideos. Me queda el último capítulo del libro, pero estaba emocionado y quería escribirlo.

martes, 11 de agosto de 2015

Presenté mi final de Comunicación Radiofónica

A veces a uno se le pide hacer algo obligado. De esas veces, unas pocas terminan siendo incentivos para hacer algo que queremos. Resulta que esta vez coincidió un trabajo para la facultad, con mi trabajo en la radio. El resultado es este:

Link de SoundCloud

domingo, 21 de junio de 2015

Por qué no ir a un bar de moda



  Me ocurre casi a diario, y creo que a todos, que el celular vibra con cientos de mensajes. Si depuramos los grupos innecesarios de Whatsapp, probablemente nos queden entre 3 y 5 conversaciones con contenido "real". Dije que casi a diario porque voy a omitir los lunes y martes, un poco por comodidad, otro poco por ser los días más abucheados de la semana. De los pocos mensajes recibidos, los que de mi lista importan son seguro uno de mamá o de papá (aunque nunca de los dos juntos), algún ocasional compañero de trabajo, y el infaltable mensaje de uno de los integrantes de mi grupo de amigos en Whatsapp: -Che, fijate en el grupo. ¿Adónde querés salir hoy?-. Y claro, la mayoría de esos "cientos de mensajes recibidos" que en primera instancias sonaban ostentosos, están en ese grupo con amigos donde se debate si ir a tal o cual bar, en torno a cual grupo femenino acude ese día. Si el objetivo de esa noche es ir a imponer presencia y demostrar algo que no es del todo seguro de qué estamos hablando, el grupo debe acudir a un bar céntrico o aledaño que reboce de gente, con sillas extra en todas las mesas, personas de pie que no dejen caminar, que no haga reservas previas y en donde no se pueda entender ni una sola de las palabras dichas, pero todas ellas serán respondidas con una estruendosa risa. En dicho bar, que no hemos elegido porque hay factores externos (que no nos incluyen) que nos hacen ir: llamémoslos amigos, mujeres, moda, tendencia, publicidad o no ponernos en el trabajo de elegir dónde realmente tenemos ganas de salir, tampoco seremos libres de elegir qué queremos tomar, porque solo hay una marca de cerveza fría, y si queremos comer algo que no sea una picada, tendremos que atenernos a la hora y media de espera -avisada- que tiene la cocina. Finalmente las noches de miércoles, jueves, viernes, sábados y domingos saldremos. Solo porque no hemos caído aun en el mayor ámbito de influencia de la noche sobre nosotros es que no saldremos todas estas noches todas las semanas (por ahora). Nos sentaremos 6 amigos en una mesa para 4 y tendremos que acomodarnos, tomaremos la única cerveza semi-fría sobrante, y comeremos la picada sin aceitunas, porque se acabaron. Algunos de los amigos fuman, así que en la populosa vereda apenas si se ven pasar torsos.

  Casi al final la noche parece perdida, pero un ápice de esperanza se acerca con las ventanillas a medio abrir. ¡Son las chicas! Una de ellas, sentada en el asiento del acompañante, saca la un antebrazo lleno de pulseras y agita la mano a modo de saludo. El auto gira en la esquina y las luces rojas se pierden entre el tumulto.

 Pero listo, ya está, las chicas nos vieron. Valió la pena....

miércoles, 11 de febrero de 2015

Binomio Vacacional

 


  Bueno bueno, después de unos merecidos meses de vacaciones, quiero retomar el blog. Como siempre que uno está descansado, tengo muchas energías y ganas de hacer cosas este año. Pero eso sí, habrá que esperar que bajen un poco los calores tucumanos, porque diga lo que diga la ciencia (a la que le doy un valor opinativo claro, pero no absoluto), el calor definitivamente me afecta, y hablo de la salud. Esto es el Binomio del Verano, porque es algo que todos esperamos ansiosamente porque incluye vacaciones, diversión, amigos, playa (para los que somos de la montaña) y muchas cosas positivas. Así también, para algunos representan unos 45°C atemorizantes. En mi caso (toco madera) me afecta un poco la salud, dolores de cabeza constantes, desgano, sequedad en la piel (aunque a transpiración sobra, jaja), y uno que otro golpe de calor al salir al sol incinerante. ¿Realmente vale la pena esperar el verano con todas esas contras? Digamos que solo si hay playa de por medio (o alguna tormenta furiosa que valga la pena vivir)

  Otro de los binomios en las vacaciones de verano es la gente a la que le gusta el calor, y a la que no. Siempre, y digo SIEMPRE que hace un poquito de calor, ya comienza a haber una discusión que está perdida antes de que comience sobre la temperatura: "que calor que hace", "odio el calor", "amo el calor", "es insoportable", y así una larga lista... pero ¿a donde nos conduce esto? A ningún lado, creo yo. Solo es una perdida de tiempo y una pequeña muestra de la miseria humana. (Sí, lo estoy exagerando, pero solo para que se entienda el punto, eh?)

  El binomio faltante es referido al viaje. "¡Bien! Me voy a... (destino vacacional)", "¡ay! Se acerca el viaje y no tengo nada listo", o bien su contrapartida "me hubieran venido bien unas vacaciones, que pena.....", "ni ganas tenía de viajar, estoy con un cansancio..." A ver, tratemos de no ser muy duros. Pero es que a la gente que no va a poder viajar, la saca de quicio que alguien le restriegue que se va, y si son amigos no veo por qué no pensar un poco en ellos y hacerlos sentir mejor, ya que el año próximo podría ser al revés. Y no, no es que no te merezcas las vacaciones que estás por tener. Eso sí, lo que realmente MOLESTA es cuando alguien quiere que todos noten (de nuevo) que se va de viaje mediante una apelación a la lastima popular (el "no tengo nada listo" que mencionaba recién), es realmente desesperante, y SI nos damos cuenta de lo que hacen. Respecto de los que no viajan a ningún lado, no tienen por qué excusarse de no hacerlo, no es una obligación, y si no lo hacen es porque no pueden o no quieren, y no nos deben explicaciones, hagan lo que quieran (después de todo, creo que para eso son las vacaciones, para hacer lo que uno quiera). Estoy de acuerdo con que buscar una excusa facilita las cosas, pero solo para los demás, ya que si se trata de nosotros mismos habría que tratar de ser más sinceros, resulta mucho más cómodo.


NOTA: si alguien dice que no le gusta viajar, claramente tiene un problema (es como quien dice que no le gusta el helado, que es obvio no probó el adecuado, o no está en su sano juicio). Es difícil concebir alguien que no le guste viajar, porque si es por los mareos, existe el dramamine, y si es por miedo a lo desconocido y a lo que nos depara un lugar nuevo por conocer o visitar, SUPERENLO. -Era un chiste lo del helado, todos tenemos algún gusto o disgusto especial. (No me gusta el huevo en ninguna de sus formas)

  Bueno, esto es un poco lo que quería decir. Hay una división de aguas importante cuando llegan las vacaciones, empezando por los que gustan de ésta época y los que no; siguiendo por los amantes y los enemigos del calor; y terminando con los nómadas y los sedentarios. Como siempre, hay blanco/negro (y uno que otro gris), y gente SI/NO. Es como el resto de la vida, no cambia lo principal, solo se exacerba un poco por los 45°C de los que hablaba al comienzo.

¿Vos en qué lado estás?