Cada ocasión como está busco proyectos grandes y se los digo a todos los que saludo. Esta vez, Justicia para el mundo, que nos hac falta, y Valentía, para que ningún miedo nos retenga.
Soy Ignacio, estudiante de comunicación, amante de la literatura, del viento y del frío. Creo que hay que amar la vida a cualquier costo. Es lo más hermoso que tenemos. Y hay que compartir lo que pensamos y lo que sentimos, que mejor que un blog para hacerlo. https://www.facebook.com/ignacio.isch
martes, 31 de diciembre de 2013
Año Nuevo
Cada ocasión como está busco proyectos grandes y se los digo a todos los que saludo. Esta vez, Justicia para el mundo, que nos hac falta, y Valentía, para que ningún miedo nos retenga.
miércoles, 25 de diciembre de 2013
Viento Caliente
martes, 17 de diciembre de 2013
Series - Black Mirror
Hace un tiempo, en la facultad, volví a tener clase con un profesor que llevaba años sin tener en una materia. Lo que menos hicimos fue tocar el tema de Positivismo de Comte (tema de ese día), porque nos entusiasmamos, los buenos filosofos contemparaneos que gustamos de la imágen, hablando de cine y series filosoficas. Yo le recomendé que viera los videos de Alain de Botton hablando sobre el Ateismo 2.0, y él me recomendó una gran serie, que se llama Black Mirror, que más que crítica social, es un análisis social, nos muestra la vida tal y como es, o como podría ser, mediante el género de la tecno-paranoia. Son dos temporadas de tres capítulos cada una.
"El espejo negro (black mirror) del título es lo que usted encontrará en cada muro, en cada escritorio, en la palma de cada mano: la pantalla fría y brillante de un televisor, un monitor, un teléfono inteligente." -Brooker
Dejo aqui abajo el trailer del capítulo con el que recomiendo (y que mi profe me recomendó a mi) comenzar. Tiene un gran contenido, y puedo casi asegurar a cualquiera que la vea, que tendrá sentimientos encontrados, hablando en términos de Harry Potter, sería un sentimiento inverso a lo que se siente respecto del querido prof. Snape. Para no hacer de sopiler no digo más, solo que hay que tomarse el tiempo de disfrutar estos 40 minutos parabólicos. Este capítulo se llama White Bear, y al final se entiendo lo maravilloso del nombre. Que series que se hacen hoy por favor! Estamos sin dudas en la época de las series, las series cortas, pero no hay que dejar que lo corto nos engañe, sino darle el valor de la dirección esplendida que tiene. Lo justo y necesario, nunca más, nunca menos.
Trailer de White Bear - Black Mirror
sábado, 7 de diciembre de 2013
The Drawer of Memory
Este video me pareció hermoso, y creo que habla por sí solo. Es una reflexión del tiempo y del amor, entre otras cosas, cada uno puede hacer su propia interpretación...
martes, 19 de noviembre de 2013
La Imagen Personal
Hace unos días escuche en un simposio de antropología un trabajo muy interesante sobre Nietzche y sus ideas acerca del ser y el parecer, y la mascara que eso crea en nosotros, que es (para Nietzche) todo lo que hay de nosotros, nuestra apariencia viene a ser nuestro ser. Poco más, poco menos, esto es de lo que trata la teoría, al menos en este trabajo. Sin ahondar en detalles, porque si bien Nietzche es un gran autor que recomiendo a quien quiera leer filosofía, no es el tema que me ocupa en este momento. Me decidí a escribir sobre esto hoy, hablando con mi papa acerca de la construcción de la imágen personal, que él me dijo que está formada por todas nuestras acciones, y es intencional, con lo que coincido, y veré ahora este tema de la imágen personal, o apariencia.
¿Somos pura apariencia? ¿Realmente no hay nada detrás de nuestra autoimpuesta "máscara"? ¿El ser y el parecer son lo mismo? ¿O hay algo más profundo?
Y voy a atreverme a cuestionar a los que creen que solo somos lo que mostramos ser. Creo que las personas somos, permitiendome la comparación, como un castillo amurallado, por fuera tenemos grandes muros (nuestras apariencias), fuertes, duros, impenetrables, dan aspecto de fortaleza; o bien los hay débiles, bajos, despreocupados, muros sin guardias que los custodien, y el extremo es un castillo sin muros, que se muestre tal cual es. Ahora bien, cuando hablamos del interior (nuestro ser) es otra cosa. Hay caminos entrecruzados, largos y sinuosos, hay puertas, de madera, sencillas afuera y más lustrosas y refinadas hacia adentro, hay gente caminando de aqui para alla, hay varios pisos, torres, salones para grandes multitudes, lugares de reunión para la Corte, habitaciones, un patio de armas, en fin... a lo que voy es que lo que hay dentro de esos muros es mucho más amplio y vasto de lo que aparenta ser por fuera, hay mucha vida detrás del ocultamiento que crean los muros. Esta comparación sirve en parte para expresar mi idea de que hay mucha vida en el interior de las personas, mucho más de lo que muestran. A veces los muros del castillo son fuertes y lo que cuidan es muy humilde, quiza el castillo (sin pretender ser duro con estos castillos), no valga la pena semejante cuidado, asi como también habrá castillos hermosos que no tengan ningún muro, porque así lo decidió quien vive allí (como tema aparte, esto evidentemente lo hace, además de sincero, vulnerable). En otras palabras, hay gente que muestra más de lo que es, pero también hay gente que se muestra tal cual es. O sea, hay gente en la que la apariencia es distinta del ser, algunas veces para bien, otras para mal, y hay gente en la que la apariencia y el ser son lo mismo, y aqui voy a detenerme. Cuando podemos identificar a la apariencia con la esencia ocurren dos cosas, una podría ser que la apariencia llega al grado de consumir a la persona, cuando alguien vive solo para aparentar, cuando alguien vive para que los demás crean algo que no es; o bien puede pasar, en el otro extremo, que una persona se preocupe solo de su mundo interior, y es que creo que las hay (aunque pocas), que son como son, y eso le muestran al mundo, le quitan los muros al castillo, quiza no a proposito, quiza los muros nunca fueron creados, o fueron derruidos por la falta de cuidado (y no hablo de una falta de cuidado necesariamente negativa).
Así que bien, sin intención de quitarle valor a la opinión de los que creen que solo somos apariencia, someto a consideración que, o bien tenemos un vastisimo mundo interior, o bien, si la apariencia es nuestro ser, no es necesariamente algo malo, como se puede llegar a creer, dado que a veces el ser se constituye a partir del parecer, sino que también hay casos en los que el parecer está constituido solamente por el ser. Por una cuestión de mayorías me atrevo a decir, sin haber hecho las estadísticas del caso, que hay más personas que tienen un mundo interior que las que son pura apariencia. Y si bien coincido en que algunas personas (bastante cuestionables en lo moral) viven solo por aparentar, muchos viven para fomentar el crecimiento de un mundo interno, de esa vida dentro de los muros del castillo que hace que la vida valga la pena ser vivida. Me atrevo a decir que hay gente que vale la pena, y que no todo está perdido. El mundo tiene (todavía) muchas buenas personas, y hay que poner todas las esperanzas en que cada vez haya más, y trabajar para que eso suceda.
Parafraseando a Einstein, al menos eso dice internet, no se si él lo dijo realmente: "El mundo está en peligro, pero no por las malas personas, sino por las buenas personas que se sientan a ver lo que pasa".
Por último, respondiendo a la pregunta del comienzo. Si, definitivamente hay algo más profundo que la apariencia, sea que ésta constituya el ser o esté constituida a partir de éste. La apariencia no es solo apariencia.
Frases sensibleras si las hay,
pero viene bien en este caso jaja
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viernes, 15 de noviembre de 2013
Arte virtual en HD
http://www.tumblr.com/blog/ignacioisaschebaia
domingo, 10 de noviembre de 2013
Lluvia desde adentro
¿No es hermoso ver la lluvia desde adentro? Y no estoy hablando solo de la lluvia, hablo del sentimiento de refugio que crea el estar adentro cuando llueve y ver la lluvia por la ventana, hablo del frío que sentimos con solo acercarnos al vidrio de la ventana y lo empañamos con nuestro aliento, hablo de que estamos aislados del resto del mundo y tenemos un tiempo exclusivo para nosotros mismos.
La lluvia nos hace reflexionar. Cuando llueve, si vivimos en un lugar como Tucumán (donde la lluvia no abunda todo el año), es tiempo de sentarse a mirar el agua caer desde el cielo, y dejar volar el pensamiento. Y la imaginación. Y ver adonde nos lleva... El agua hace un sonido sumamente tranquilizante cuando toca el piso, es relajante; y humedo, aunque lo es todavia más cuando estamos bajo el agua, y no solo contemplandola, jajajaja. Una de las cosas que podemos ponernos a pensar es en la famosa frase de "no esperar a que pase la tormenta, sino aprender a bailar bajo la lluvia"
Hablando de tormentas, amo las tormentas. Si, de esas con truenos que hacen temblar el mundo y relampagos que iluminan el universo. Se siente el poder de la naturaleza sacudiendonos, y en muchos casos (me gustaría decir que todos, pero no es así), el poder de la Humanidad se contrapone y le hace frente, y gana. Esta victoria está implícita en las casas que nos protegen del agua, en los canales que impiden las inundaciones, y en el maravilloso artefacto que es el paraguas. Aunque claro, está también el caso de que toda madre grita alguna vez "corran, corran, la ropa está en la soga". Es una victoria a medias, y me alegra que asi sea, sino la lluvia dejaría de venir, y me entristecería.
La lluvia nos hace hablar bajito. Espero no ser solo yo, pero cada vez que llueve, bajo el tono de la voz, no se por qué. Quizá tenga que ver con lo que dije recien sobre estar aislados del resto del mundo, solos, y no hace falta que lo que decimos llegue muy lejos, o no queremos que la lluvia nos escuche. En mi caso, si no quiero que la lluvia me escuche, es solo para no espantarla.
¿Por qué siempre que me paro a ver la lluvia estoy de brazos cruzados? Para esto no tengo respuesta, pero es un acto casi reflejo a las grandes tempestades de la naturaleza que tienen que ver con el agua. Se me ocurre que es una posición de defensa, aunque claro la única defensa posible de cruzar los brazos respecto de la lluvia es psicológica, o quizá emocional, porque hasta donde yo se, cruzar los brazos no evita mojarse...
Cuando llueve hay una nostalgia (¿o es romanticismo?) en el aire, una sensación única, y que yo amo. Es estar frente a algo que es mayor que nosotros. Quizá sentimos impotencia, o resignación, o muy probablemente nos alegre tener un hogar.
Por cierto, también amo el cielo de pre lluvia, las nubes grises cubriendo todo el cielo, tramando algún plan secreto. Van y vienen por todas partes, el viento las lleva. Quizá también tiene que ver el viento con mi amor por la lluvia. Porque amo el viento, como bien indica el nombre de este blog, jaja.
Para terminar con mis consideraciones del día sobre la lluvia, cuento dos anecdotas sobre la lluvia en la calle, porque muchos dirán que la lluvia solo es linda cuando estás en casa.
Una vez (y muchas más después de esa), estaba en el centro y empezó el viento de pre lluvia, calculé el tiempo para no mojarme, pero lo hice mal, y en medio de mi salida ma agarró la lluvia. Primero caminé más rapido, evitando las primeras gotas, que si son molestas, pero después me resigné a que llovia y yo estaba en el centro sin paraguas, y disfruté mucho del agua que caía. Por supuesto que llegué a casa todo mojado, y casi me resfrio, además de que las cosas que había comprado también se mojaron y bien que me costó secarlas, pero valió la pena. El agua cayendo sobre la piel es una sensación hermosa, hay que aprender a valorarla.
Estaba en Paris, quizá la ciudad más visitada del mundo. Comenzó a llover, y si bien había miles de turistas más a la vuelta, instantaneamente me sentí solo, parado frente al Palais des Glaces, seguro que si alguien miraba desde el cielo, habría notado que donde antes había personas, ahora había manchas negras (los paraguas desde arriba), y una vez más, el único sin paraguas era yo. Por supuesto que volví a mojarme, pero fue inigualable estar parado al lado de la estatua de Churchill y sentirme solo en medio de tanta majestuosidad. Cualquiera camina por esas calles bajo la protección del sol, pero mi consejo es hacerlo bajo la lluvia, porque ahora no recuerdo muchas de las esquinas de la Ciudad de la Luz, pero una de las que nunca olvidaré es esta, y si... estaba lloviendo.
Consejos para un día de lluvia:
- Sentarse a mirar la lluvia, y pensar...
- Leer un libro. El que sea, pero mejor uno de cuentos, o una novela.
- Salir a caminar, y mojarse... (o para los más rígidos, llevar un paraguas).
- Ver un película vieja. Es bueno para resaltar esa nostalgia de la hablo.
- Jugar a un juego de mesa. Con poca gente, si es posible.
- Escribir algo.... un cuento??
lunes, 7 de octubre de 2013
Lo obvio no es evidente
Hay cosas que son definitivamente muy obvias, que a la mirada del futuro eran inconfundibles, pero que en el transcurso de los hechos no vemos, o no queremos ver. Me pasa seguido. Las vemos, las reconocemos, las experimentamos varias veces, pero cuando vuelven a aparecer no son evidentes. ¿Por qué? No tengo una respuesta, pero quizá sea que no prestamos la debida atención... pero es que es imposible estar prestando atención a todo y a todos todo el tiempo, no solo es cansador, sino que no podemos hacerlo. Ahora nos quedan dos opciones, nos esforzamos para que esos detalles tan obvios (y cada quien sabe a que me refiero, esos detalles que después derivan en gente que no cumple lo que dice o imprevistos que podrían haberse evitado, por ejemplo) no nos pasen desaparecidos, o bien aprendemos a vivir con el factor humano y aceptamos no ser perfectos, y que hay cosas frente nuestro (quizá en este mismo momento) que luego nos parecerán obvias pero que ahora no notamos. Si alguien todavía no encuentra una prueba clara, estoy hablando por ejemplo de ese vaso que está en la punta de la mesa y que no movemos, pasan unos minutos y lo tiramos al piso sin querer, nos parecerá obvio que se iba a romper dado el lugar donde estaba, pero seguro no vamos a moverlo, y nos vamos a arrepentir cuando se caiga, estoy hablando de cosas evitables, cosas obvias, que a veces no son evidentes.
domingo, 6 de octubre de 2013
La motivación
¿Pero qué nos motiva? Pueden ser cosas concretas o promesas de cosas que nos fascinan, aquello que nos motiva, puede ser una emoción, un futuro posible, un actuar notable y destacado, puede estar dirigido a mi mismo a otros; lo que es seguro, es que lo que me motiva es aquello que me gusta, lo positivo de lo que soy o de lo que quiero ser.
¿Por qué nos motiva? Justamente por eso, porque nos gusta y porque lo consideramos positivo, lo que nos motiva nos marca el camino de adonde queremos ir, o al menos la dirección, es posible que la motivación dure mucho o poco, pero lo que es seguro es que pone una luz al camino, al menos por un momento. Ahora el por qué lo hace, es un poco más difícil de explicar y de entender, pero mi parecer es que hay personas que motivan, aquellos que nos motivan, quienes generan nuestra motivación, consciente o inconscientemente. Cada uno hace lo que le es posible y práctico, y algunos tienen la posibilidad casi natural de motivar, y esto explica aquellas personas que saben como motivarnos, porque les es posible y práctico, no es debido a una amplia experiencia o conocimiento sobre el tema, exclusivamente, sino que un factor inseparable es el de su capacidad motivadora. Algunos saben enseñar, algunos saben bailar, a algunos les son fáciles los números, bueno, así también, otros con buena oratoria saben motivar.
¿Para qué la motivación? Esto se desprende de lo que acabo de decir sobre los "motivadores" y las causas de motivación, ¿para que está? ¿Es lo que buscamos? ¿Podemos esperar motivación sin conseguirla? ¿Es necesaria para el funcionamiento de la sociedad? ¿Es natural? Me atrevo a escapar a la pregunta retórica y a responder en orden que, para seguir adelante; si; si; si; no. La motivación es algo así como la cuerda de un reloj, es lo que hace que los engranajes sigan girando con fuerza y moviendo el sistema, y necesita que giremos la cuerda bastante seguido. Definitivamente la motivación es un gusto adquirido, y se me ocurre estar durmiendo después de haberme acostado tarde y que alguien intente sacarme de la cama para ir a caminar o hacer alguna actividad física, mi respuesta natural sería tirarle con una almohada, creo que es una buena metáfora para explicar que al principio nos negamos a que nos motiven, nos cuesta comenzar, a veces sin darnos cuenta. A veces esperamos ser motivados, a veces necesitamos motivación, pero no siempre la conseguimos, y no siempre depende del estimulo motivador, por ejemplo que fuera un video de motivación, puede que lo veamos dos veces, que una nos motive y otra no, y el estimulo sigue siendo el mismo, esto se debe a que la motivación implica quien quiere darla y quien quiere recibirla, porque puede que tengamos cierta expectativa que la motivación no llegue a cubrir, pero también es posible, de hecho mas posible, que el mensaje no me llegue porque no estoy dispuesto a recibirlo, quizá no de manera consciente, pero rechazo lo que se me brinda. Es totalmente necesario que haya motivación para mantener la sociedad que conocemos (consumista-capitalista), y es un punto que requiere mucha mas explicación, que intentaré dar en otro momento. Por ultimo, quizá lo que más debate genere de lo que dije, es la naturalidad de la motivación, y para explicar por qué creo que esta no es natural, ya que creo que lo natural es exclusivamente lo que nos dio la naturaleza, daré un ejemplo; un grupo de chicos va caminando por un sendero selvático camino a una cascada con un guía llevan horas caminando, y por el monte espeso no consiguen ver mas allá de los próximos pasos, en un momento uno de ellos se empecina y no quiere caminar más, porque está cansado, a lo que el guía contesta que falta poco y deben seguir, pero los demás (que como el primero, no conocen el camino) se unen al primero y detienen sus pasos. Para no extenderme, el guía insiste en que falta poco, y él sabe que así es, pues conoce el camino, los demás se niegan a seguir, y así sucesivamente. A lo que voy, es que los chicos no responden de manera natural a la motivación, les cuesta seguir, están cansados y su cuerpo no da mas, al final, esperan unos minutos y siguen hasta la cascada, pero la respuesta al incentivo del guía no fue instintiva, como son las cosas naturales. Es más, me atrevo a decir que la motivación fue creada por los humanos para ir en contra de la naturaleza, para que hasta los cuerpos que piden descanso continúen el camino, todo esto con el motivo del beneficio propio o altruista, pero claro que en realidad es en el beneficio social, aunque no queda bien decirlo.